Descripción

Solo una pequeña semilla. Pero de esta brota un tallo que forma una plantita, y allí vemos revelado el principio de como Dios multiplica todo. Los esfuerzos del agricultor aumentan cuando siembra generosamente su campo con miles de granos de trigo. Pero Dios en su infinito amor provee el sol y el agua. El esfuerzo de cada semilla se multiplica y el agricultor recogerá su cosecha la cual alimentará y beneficiará a multitudes.

Este mismo principio se aplica y se coloca en práctica en la iglesia de Dios. Aunque la iglesia está compuesta de individuos, encontramos nuestra fortaleza cuando unimos nuestros esfuerzos. Cada miembro juega un papel vital en el cuerpo de Cristo y cuando todos contribuyen podemos reflejar al mundo la imagen de Jesús. También reconocemos que nuestro tiempo, nuestros talentos y nuestras posesiones no son nuestras, sino fueron dadas por nuestro Creador amoroso para ser administradas.

El salmista escribe: "De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan." (Salmo 24:1). Es por eso que la Iglesia Adventista del Séptimo Día ha desarrollado un programa sugerido de ofrendas sistemática: Mi Plan personal de ofrendas.